Segovia y la Granja de San Ildefonso

Segovia de F.J.Pineda Segovia de F.J.Pineda

Segovia

F.J.Pineda tras tomar un desayuno bien nutritivo, en pleno centro de Segovia, junto al acueducto y con su cámara en mano nos invita a conocer esta antigua ciudad. El visitante vera que la ciudad es muy fácil de transitar, prácticamente se puede llegar a todas partes a pie.

Segovia es un municipio y ciudad española, capital de la provincia del mismo nombre, en la comunidad autónoma de Castilla y León.

Se sitúa en la confluencia de los ríos Eresma primero con el Ciguiñuela y después con el Clamores, al pie de la sierra de Guadarrama. La ciudad vieja y el acueducto romano fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985. El acueducto es considerado la obra de ingeniería civil romana más importante de España, y es uno de los monumentos más significativos y mejor conservados de la Antigua Roma en la península ibérica.

Podrás ver su impresionante estructura, la cual fue construida sin ningún tipo de argamasa que uniera las enormes piedras. Una obra de ingeniería basada en el equilibrio y el cálculo milimétrico, que resulta verdaderamente sorprendente. Fue creado para distribuir a toda la ciudad el agua que provenía de la sierra. Sus 167 arcos le otorgan una imagen colosal.

Cuenta la leyenda que el acueducto fue construido en una sola noche, por el mismo diablo. En la parte alta de la calle San Juan, a los pies del acueducto, se ha erigido una curiosa escultura de un diablo jocoso tomándose una selfie. No puedes pasar por aquí y no imitarlo.

 

La Granja de San Ildefonso

Situada a sólo a 10 kilómetros de Segovia esta localidad presume de un rico entorno natural y un importante patrimonio cultural. Felipe V el Animoso, primer rey Borbón de España, adquirió el sitio – una granja perteneciente a los monjes jerónimos – como un lugar modesto de descanso tras su abdicación, pero al fallecer su hijo se vio obligado a volver al trono y amplió el palacio para albergar a toda la corte.

El Palacio Real de La Granja de San Ildefonso recuerda al esplendor de Versalles y no sólo por el ornato de sus salas, sino por la importancia de sus fuentes, esculturas y jardines.


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