Pinturas de F.J.Pineda
Desde la invención de la Fotografía, en 1839, son muchos los que consideran que la fotografía no puede retratar la composición de un cuadro de Rafael, el color de una pintura de Delacroix o la ternura de la Virgen de la cesta de Correggio. Pero el tiempo ha demostrado que ambas manifestaciones artísticas no solo pueden seguir creciendo, sino que tienen unos lazos tan fuertes que el resultado de la confrontación es deslumbrante.
Lo que sí ha quedado claro, desde hace tiempo, es cómo la fotografía ha influido a la pintura. Pero lo que no es tan claro es cómo la pintura ha influido a la fotografía. No obstante, esto ha empezado a cambiar con la aparición de todas las herramientas digitales que permiten a los fotógrafos la misma libertad creativa que tanto ha prevalecido en la pintura.
Estamos ante algo que es realmente diferente y nuevo, y que todavía debe ser entendido por completo como implicaciones técnicas y artísticas. Hemos entrado a una nueva era en la cual, los alguna vez definidos límites entre fotografía y pintura, y sus respectivos campos de actividad, ya no tienen fronteras significativas.
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